Una de las mayores autoridades mundiales en neurociencia cuestiona todo lo que creíamos saber sobre la percepción, la realidad y el yo
Por muy transparente que pueda parecernos la evidencia de nuestro yo ?de «ser uno mismo»?, no hay nada más complejo que la conciencia, producto del trabajo conjunto de miles de millones de neuronas que hacen que experimentemos la realidad «en primera persona» y elaboremos en nuestra mente una interpretación del mundo que habitamos. Porque el mundo tal como lo percibimos es eso: una interpretación, o, en palabras de Anil Seth, una suerte de alucinación controlada. Nuestras mentes construyen para nosotros un universo de colores, formas y sonidos, y es mediante esa construcción que interactuamos y nos relacionamos con el mundo y con los demás.
¿Puede medirse el grado de conciencia como hacemos, por ejemplo, con la temperatura? ¿Tienen conciencia los animales? ¿Por qué experimentamos la vida en primera persona? ¿Habitamos una realidad compartida o cada «yo» tiene la propia? ¿Podemos conocer qué se esconde tras el velo de la conciencia? En este fascinante ensayo, que mezcla de manera tan didáctica como absorbente la ciencia, la filosofía, la literatura y los apuntes autobiográficos, Anil Seth, autoridad de talla mundial en el estudio del cerebro, echa por tierra muchas de las ideas preconcebidas sobre la mente, la conciencia, la memoria, el yo y el libre albedrío, desarmando creencias y supersticiones heredadas, y ofreciendo un estimulante estado de la cuestión: la conciencia existe, viene a decirnos Seth, si bien es muy distinta a como pensábamos que era.
«Si uno fuera a leer un único libro sobre la conciencia, ese debería ser el de Anil Seth? Una obra impresionante que aborda temas complejos con una visión singular y una hermosa claridad».
Julian Baggini,Wall Street Journal
«Magistral. Un logro admirable y de enorme alcance que sin duda se convertirá en una obra fundacional»..
Gaia Vince,The Guardian
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23.00€Acampar en el jardín, andar en bicicleta por el bosque, trepar a los árboles, recoger insectos, recoger flores silvestres, correr entre pilas de hojas de otoño… Estas son las cosas de las que están hechos los recuerdos de infancia. Pero…